Entre 1923 y 1929 llegaron a Chaco 1.166 búlgaros para establecerse como colonos agrícolas dedicados al cultivo del algodón. Aquellos inmigrantes fundaron una serie de instituciones destinadas a preservar la identidad y cultura nacionales. De esa suerte, en 1929 se creó el Club Cultural Búlgaro Macedónico, a fin de mantener las tradiciones y sostener el uso del alfabeto cirílico. Más tarde, en 1953, la colectividad búlgara de Saénz Peña fundó la comunidad Jristo Botev, en homenaje al héroe nacional que liberó al país de la dominación turca. Los grupos más numerosos entre sus descendientes se encuentran en Presidente Roque Saénz Peña y en Las Breñas, donde funciona la asociación étnica Vasil Levski.
Los migrantes que arribaron a Berisso, llegaron contratados por la industria frigorífica. Muchos de sus descendientes se agrupan hoy en la Sociedad Cultural Búlgara Ivan Vazov. A su vez, otros fueron contratados por las explotaciones petroleras de Comodoro Rivadavia, donde también existe aún una colonia de argentinos búlgaros, agrupados en torno a la Sociedad Búlgara Kiril y Metodi.
En 1986, surgió la Fundación Argentino Búlgara (FAB), que reúne a la comunidad asentada en la Ciudad de Buenos Aires. Sus dos objetivos principales eran la creación de la Casa de los Búlgaros en la República Argentina y la difusión de la cultura y la historia búlgara, tanto en el seno de la colectividad como dentro de la sociedad argentina en general. Hoy en día, la FAB también se encarga de tareas como la difusión del culto en el seno de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, la organización de conferencias literarias de autores clásicos y contemporáneos, el dictado de cursos de idioma, la realización de exposiciones, muestras de arte, conciertos de música y danza típica, así como de la celebración de las festividades étnicas. También promueve el intercambio cultural entre Argentina y Bulgaria.
