La visita del compositor y director de orquesta alemán Richard Strauss a Buenos Aires a principios del siglo XX no fue un hecho aislado. Los estrenos de óperas alemanas en lengua original, en 1922, en el Teatro Colón, constituyeron entonces una nueva era de la práctica musical argentina. Richard Strauss dominó con sus obras el repertorio sinfónico y dramático, y fue Buenos Aires la ciudad que tuvo la première americana de Arabella, en 1934, y de La mujer sin sombra, en 1949.
Otra expresión artística que impulsó a la comunidad alemana fue el canto en coro, una tradición de especial relevancia en los países protestantes.