En las costas del Adriático, la vida de los croatas estaba estrechamente ligada a los puertos y a la actividad marítima. Por ello, no es casual que se hayan establecido principalmente en las ciudades costeras, ni que aquéllos que se radicaron en Buenos Aires hayan preferido mayoritariamente la zona del puerto de La Boca.
Pero, más allá de la pasión por la navegación, las actividades en las que se desempeñaron fueron sumamente diversas. Trabajaron en la construcción de ferrocarriles, en los frigoríficos y en las tejedurías (donde, por ejemplo, Ivo Rojnica tuvo un éxito internacional con sus Pulloverfin e Ivolana, y donde la señora Music se destacó bordando los manteles para los altares de iglesias croatas y porteñas). También hubo muchos tipógrafos croatas. Octavio Hornos Paz, secretario durante décadas del diario La Nación, recordó que cuando en los ´50 los tipógrafos estaban en huelga se decía: “Llamemos a los croatas”. Como éstos no estaban agremiados, sacaban al diario del apuro.
Varios descendientes de croatas se destacaron en las artes plásticas, como Zivko Zic, un talentoso autodidacta que interpreta el paisaje pampeano, o Jose Crnobori, que a través de un suave y armónico cromatismo refleja notablemente el influjo de la escuela de Zagreb; también Gustavo Likan, otro conocido paisajista y retratista croata de excelente técnica y profundos conocimientos. El ceramista Sime Pelicaric, acreedor en 1959 del primer premio de cerámica de la Municipalidad de Buenos Aires, realizó numerosas exposiciones en las capitales sudamericanas y en Nueva York. También Maria Vrljicak alcanzó trascendencia internacional con su obra artística. Esta descendiente de croatas que estudió Decoración y Diseño de Interiores y Arquitectura en Buenos Aires ha viajado extensamente y vivido en diversos países: Sudáfrica, Estados Unidos, Bélgica, Turquía y el Reino Unido y Chile. Todos han sido de gran inspiración para su trabajo, principalmente las ciudades antiguas, las ruinas y los sitios arqueológicos. Otra de las actividades culturales más importantes fue la traducción. Tutavac, por ejemplo, tradujo al croata el Martín Fierro. En el mismo ámbito se destacaron Vinko Nikolic, quien tradujo a Alfonsina Storni, Marko Sinovcic y Milivoj Telecan, traductor de Jorge Luis Borges.
Una personalidad destacada fue Iván (Juan) Vučetić. Nacido en la isla de Hvar en 1858, llegó a la Argentina en 1884, donde trabajó en la policía de la ciudad de La Plata. Con dedicación y paciencia llegó al original descubrimiento en dactiloscopia. Fue miembro de la Academia Francesa de Historia Internacional y del Instituto de Antropología de París. En su honor, la provincia de Buenos Aires le ha dado su nombre, Juan Vucetich, a la escuela de Policía. Murió en la Argentina en 1925.
