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Es imposible estimar el número de gitanos que arribaron a la Argentina con precisión, ya que fueron registrados como provenientes de Rumania, Hungría, Rusia, España y otros países. No obstante, se calcula que actualmente viven en la Argentina unas 300.000 personas de origen gitano, de las cuales 70.000 se han establecido en la ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana.



Los diferentes grupos o familias que migraron hacia la Argentina son los Kalderash griegos, rusos, rumanos, suecos, franceses, serbios, moldavos, ucranianos y búlgaros; los Machwaya provenientes de Serbia; los Lovaria de Hungría, Alemania y Rusia, los Rom de Xoraxané en su mayoría de Serbia; los Boyash rumanos y serbios; los Sinti y los Calé españoles y portugueses.



Entre 1880 y 1890 llegaron los Kalderash griegos junto con algunos serbios. Inicialmente nómades, se dedicaban a la venta de caballos hasta que en la década del ´30 comenzaron a asentarse en ciudades para dedicarse a la venta de automóviles.



Entre 1900 y 1920 llegaron los Kalderash de Moldavia, que se dedicaron mayoritariamente al comercio independiente, al negocio de los autos y al mantenimiento de maquinaria hidráulica. Ya entrado el siglo XX, llegó un grupo de Kalderash rusos quienes en los años ´60 iniciaron el movimiento evangélico. Al igual que los otros grupos, la venta de autos y metales fueron sus actividades por excelencia.



Los Boyash, que llegaron desde Rumania y Serbia a fines del siglo XIX, se insertaron como conductores de taxis, colectivos y camiones. A fines del siglo XIX, también llegaron los Calé provenientes de España, que practican la religión católica y se dedican a la construcción y al comercio mayorista. Hablan perfecto español aunque conservan el calé y el flamenco como elementos centrales de su cultura, y muchos se dedican a la música y la danza flamenca. Los Calé que llegaron después de 1960 se mantienen en constante movimiento entre España y Argentina. Se dedicaron al comercio de textiles así como a la promoción de la cultura flamenca, ya sea en relación con la música o la danza. También llegó un grupo Ludar, dentro del cual encontramos a los Guguiesti y Manyacaniesti, todos de habla rumana. Durante la década de los noventa han arribado nuevas familias escapando de la pobreza y el racismo existente en los regímenes de Europa del Este.



En La Paternal, sobre la calle La Salle, se encuentra la única Iglesia Evangélica que brinda un servicio en lengua Romaní, por lo cual los domingos es posible ver a las mujeres con largas polleras y coloridos pañuelos y rodeadas de niños.

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