Los holandeses que arribaron a la Argentina antes de 1889 eran diferentes a los que vinieron luego. En esa primera etapa, los que llegaban a Buenos Aires solían pertenecer a una élite que estaba compuesta por hombres de negocios, diplomáticos, ingenieros y arquitectos reconocidos como J. A. Walldorp, autor del diseño del Pabellón Argentino de la Sociedad Rural. Otros arquitectos holandeses reconocidos de la época fueron J.J. Doler, que elaboró los planos de la estación “Once” y E. Fokers que construyó el edificio del Club Español.
Los holandeses que arribaron luego de 1889 eran, en su mayoría, agricultores y jornaleros y por ello, se dirigieron a zonas agrarias dentro de la provincia de Buenos Aires. Otros inmigrantes decidieron asentarse en las localidades de La Boca, Barracas, Quilmes o Avellaneda luego de no haber podido adaptarse a la vida del campo.