Buenos Aires es un espectáculo de diversas arquitecturas. Por sus calles es posible encontrar todo tipo de edificaciones que responden a distintos estilos y corrientes arquitectónicas. Dentro de los arquitectos que hicieron historia en nuestra Ciudad se destaca el húngaro Andrés Kálnay. Además de numerosas viviendas y locales, es posible reconocer su obra y estilo en emblemáticas construcciones como la cervecería Munich (actualmente Centro de los Museos Municipales), el diario Crítica donde se observa su paso del “art decó” al racionalismo, y el Cine Teatro Florida. También fue autor de la perspectiva del Teatro Cervantes, propio de los arquitectos Aranda y Repetto.
Otro arquitecto reconocido es János Kronfusz, ganador de un concurso realizado para llevar a cabo la construcción del edificio de la Facultad de Ingeniería de Buenos Aires, en el año 1910. A partir de aquel momento residió en la ciudad por el resto de su vida. Es también autor del Hotel de Inmigrantes, del pórtico del Cementerio Alemán de Chacarita, de la primera galería comercial de Buenos Aires sobre la calle Bernardo de Irigoyen y un gran número de residencias en el barrio de Belgrano, tales como la sede de la Iglesia Reformada Húngara en Ramón Freire 1739. Además de sus construcciones fue también un reconocido profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, fundador de la primera revista de arquitectura en nuestro país y autor de un libro sobre arquitectura colonial en Argentina.
En 1909, la comunidad austro-húngara donó una estación meteorológica de 8 metros de altura, que se instaló en el Jardín Botánico. La columna fue diseñada por el arquitecto húngaro residente de Argentina, József Markovich, con material traído de Hungría y valiosos instrumentos provenientes de Viena. La columna contaba con un reloj solar para el horario local y 9 relojes que mostraban la hora de diferentes ciudades: Londres, París, Berlín, Viena, Roma, Tokio, Nueva York y Madrid. Su inscripción dice: “La colonia austro-húngara a la centenaria de la Nación Argentina”. Pero los valiosos instrumentos fueron robados y la estación no volvió a funcionar. En el año 1975 se colocó una placa de bronce con el nombre del autor, el arquitecto Markovich. En octubre 2009 las colectividades austríacas y húngaras se unieron nuevamente para festejar el Bicentenario remozando la columna Meteorológica. Un símbolo de unión y camaradería entre las dos comunidades.
