Contacto

Conocé, una por una, las colectividades de la ciudad.

Colectividad Colectividad judía Colectividad Colectividad judía
Colectividad Colectividad judía

Colectividad judía

Orígenes y actividades

  • Facebook
  • Twitter
  • Whatsapp
  • Mail

Al comienzo, cada grupo se dedicó a oficios y ocupaciones urbanas específicas. Los que venían de Europa occidental se dedicaron sobre todo a la importación de bienes y a la joyería, o bien a la representación local de grandes firmas comerciales y casas financieras europeas. Los provenientes del este europeo se destacaron en la industria textil y del mueble, y además fueron importadores de mercaderías que no existían en el país, o que existían pero eran de baja calidad. Los sefaradíes eran, en general, cuenteniks (de la palabra “cuenta”, ya que se trataba de vendedores ambulantes que cobraban a plazos; en español, diríamos buhoneros); también eran pequeños comerciantes o cambalacheros (quienes se ocupaban de la “compra-venta” de artículos usados). A fines de la década del veinte, el 55% de los judíos del país se dedicaba comercio, el 27% a la industria y el 14% eran agricultores. Sólo el 4% eran universitarios (en su mayoría médicos, dentistas, arquitectos, farmacéuticos, abogados e ingenieros). El número de profesionales recién se iría creciendo con el paso de las sucesivas generaciones.



Desde comienzos del siglo XX, los inmigrantes judíos también comenzaron a participar de la vida intelectual argentina. El escritor Alberto Gerchunoff publicó, para el Centenario de 1910, Los gauchos judíos, en donde narraba distintas escenas de la colonización y ponía sobre el tapete la cuestión de la integración de los judíos en el crisol de razas. El libro fue recibido con todos los honores por la elite intelectual local, comandada en aquélla época por su figura central: Leopoldo Lugones. Otro escritor muy importante para la historia del teatroargentino, también provino de las colonias. Se trata de Samuel Eichelbaum, autor, entre varias obras, del clásico Un guapo del 900. Varios de aquéllos primeros hombres de letras se nuclearon en torno de la Sociedad Hebraica Argentina o SHA (que aun sigue existiendo, en el barrio del Once), una institución que crearon en los años veinte para interactuar con escritores y pensadores argentinos dentro del escenario intelectual local. Otros inmigrantes se involucraron en la incipiente creación de una cultura de masas local. Max Glücksmann, arribado a la ciudad cuando era aun un adolescente, sin su familia, sin dinero y sin conocer el idioma, fue uno de los principales pioneros del cine, creador de una impresionante cadena de más de setenta salas distribuidas en varios países latinoamericanos. Entre sus numerosos méritos figura también haber sido el primer empresario que grabó a Carlos Gardel, de quien fue amigo personal. Unos años más tarde, Jaime Yankelevich se destacaría como el gran impulsor de la radiofonía. En 1951 le sugirió a Perón que trajera al país un invento novedoso, aparecido en los Estados Unidos: la Televisión. Alejandro Romay, exitoso empresario y director de Canal 9, fue otro de los que siguió ese camino y que sigue teniendo representantes de la comunidad, como Adrián Suar, gerente de Canal 13.



Otros ciudadanos judíos se destacaron delante del micrófono, o bien imprimiendo sus imágenes en las pantallas de la TV y del cine. Entre los más populares figuran Blackie (Paloma Efron), las hermanas Berta y Paulina Singerman, Adolfo Stray y Rosa Rosen. Quizás el más descollante haya sido Tato Bores, quien incluía en sus famosos shows televisivos varia palabras en ídish, como tujes, y otras numerosas referencias a su propia judeidad. La filmografía del cineasta Daniel Burman también da cuenta del pulso de la comunidad, sus actividades y costumbres en el seno de la tradición porteña.

Imágenes de la galería

Encontrá las instituciones, restaurantes y espacios culturales de esta colectividad