Se estima que actualmente viven en el país unos 120 mil chinos, cifra suficiente que alcanzaría para posicionarla como una de las 40 ciudades más pobladas del país. La comunidad china es la cuarta más grande del país, solo detrás de la boliviana, la paraguaya y la peruana. Un dato ratifica el vínculo con la comunidad china, un vínculo que oscila entre la lejanía de dos culturas y la cercanía del tratamiento cotidiano. En Argentina, alrededor de 4 millones de personas se abastecen a diario en más de 4 mil supermercados chinos. Según las cifras del Ministerio del Interior y del Departamento de Inmigración, el 60% llegó a partir del año 2005, y el 80% reside en la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana.
La investigadora Laura Bogado Bordazar distingue tres períodos migratorios para la comunidad china. El primero, comprendido entre los años 1914 y 1949, es cualitativamente poco significativo. El segundo período se inició a principios de la década de 1980, con la llegada de un importante flujo de taiwaneses que temían una posible expansión del comunismo continental. El tercer período corresponde a la década del noventa y la mayoría se asentó en la provincia de Buenos Aires y sus alrededores, con el objetivo de desarrollar emprendimientos comerciales.
Respecto de las ocupaciones, los taiwaneses se dedicaron a emprendimientos de todo tipo, con predominancia de los laboratorios de fotografía y los autoservicios. Los chinos continentales llegados de la región de Fujian se dedicaron principalmente al rubro supermercadista, mientras que los cantoneses prefirieron la industria gastronómica. Otros rubros en los que se insertaron fueron los comercios del rubro regalería y los lavaderos de ropa.