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Conocé, una por una, las colectividades de la ciudad.

Colectividad Colectividad rusa Colectividad Colectividad rusa
Colectividad Colectividad rusa

Colectividad rusa

Historia de la colectividad

El instructor militar de Juan D. Perón; el primer “editor” de la Argentina y la típica librería “La cultura” ubicada en el barrio de Villa Crespo son sólo algunos de los hitos que esta colectividad le aportó a nuestro país. Descubrí más sobre la comunidad rusa en la Argentina que es la más grande de toda América Latina.
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En Argentina vive la mayor comunidad rusa de América Latina. Se calcula que los inmigrantes rusos que viven en el país son aproximadamente 300 mil, contando también los descendientes.



Pero los inmigrantes rusos que se instalaron en Argentina tienen diferentes características. Para empezar, la comunidad rusa local incluye tanto a los inmigrantes provenientes de la Federación Rusa como a los que llegaban de todas aquellas naciones que fueron parte de la Unión Soviética, ya que muchos -antes del desmembramiento de la URSS- emigraban con pasaporte ruso.



Además, los inmigrantes llegaron en momentos muy distintos y por diferentes motivos, que van desde lo político a lo religioso, ya que fueron 5 las oleadas migratorias de Rusia a la Argentina.



La primera ola llegó a partir de 1874. Se trataba de alemanes del Volga que, después de la introducción en Rusia de servicio militar universal, emigraron a la Argentina. Se trataba principalmente de familias en busca de tierras cultivables y progreso económico.



La segunda ola migratoria se dio alrededor de 1890, cuando se produjo una ola de emigración de judíos de Rusia. Para 1910, la población judía proveniente de Rusia era de 100 mil personas.



La tercera ola fue entre los años 1906 y 1913. En ese período, la emigración rusa a la Argentina se triplicó en comparación con las dos décadas anteriores. Para ese entonces, los inmigrantes rusos viviendo en el país llegaban a 120 mil personas, y Argentina era el segundo país en el mundo, después de Estados Unidos, con el mayor flujo de emigración proveniente de Rusia. Dentro de la comunidad rusa no sólo había judíos y rusos, sino también ucranianos y de otras nacionalidades. Esta colectividad fue muy importante, y lo demuestra un dato: el ruso fue el tercer grupo migratorio europeo más numeroso, tras los españoles, en segundo lugar, y los italianos ocupando el primero.



La mayoría de los inmigrantes rusos llegaron entre 1880 y 1921, en esas primeras tres olas migratorias. Fue, principalmente, una emigración política masiva provocada por hechos como la Revolución Rusa de 1905, la Revolución de Octubre de 1917 y la guerra civil que tuvo lugar entre 1917 y 1922.



Pero el número de inmigrantes rusos se acrecentó con la llegada de las dos oleadas posteriores que respondían a momentos históricos completamente distintos: la cuarta ola migratoria fue el resultado de la Guerra Civil en Rusia (1917/1922), y la quinta ola de emigración coincidió con la Perestroika. Los rusos llegaban en busca de trabajo y de residencia permanente en la Argentina.



Fueron muchas las personalidades rusas que vivieron en la Argentina. Entre los inmigrantes rusos que llegaron se encuentran los descendientes de importantes personalidades de la historia rusa como Aleksandr Pushkin, el poeta Fiódor Tiútchev, el compositor Nikolái Rimski-Korsakov, los príncipes Dolgorukii, y el pintor Aleksandr Benois, entre otros. También residen en el país los tataranietos del primer canciller del Imperio Ruso, Aleksandr Gorchakov.



Los inmigrantes dejaron su huella. Los ingenieros rusos K. Geringer y V. Zabolotniy construyeron puentes y caminos, V. Baskevich participó en el establecimiento de una central eléctrica y S. Boltavsky compuso un diccionario paleontológico en cinco idiomas. Incluso fue un inmigrante ruso, el general A. Shvarts, quién instruyó en el campo militar a una de las personalidades más influyentes de la historia argentina: Juan Domingo Perón.



En Buenos Aires vivieron la Gran Princesa, María Pávlovna Románova, y el conde Sergei Zubov, descendiente de Platón Zubov, y favorito de la Emperatriz Catalina II. El aristócrata era conocido por su colección de pinturas y miniaturas en marfil que, después de su muerte, fueron donadas al Museo de Arte Decorativo.



Zubov, cuando se instaló en Buenos Aires en las primeras décadas del siglo XX, tuvo la idea de construir un hotel para vivir y, de paso, alojar a sus amistades de sangre azul europea. De esa idea surgió la construcción del Hotel Lancaster, un elegante hotel de estilo inglés en la esquina de Reconquista y Córdoba, que fue reducto de una clientela extravagante entre la que se contaba el escritor Graham Greene.

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