Una característica distintiva de la comunidad búlgara en la Argentina es que la mayor parte de los inmigrantes no se radicaron en Buenos Aires, sino particularmente en tres puntos del interior: Chaco, Comodoro Rivadavia y la localidad de Berisso, cerca de La Plata.
Más allá de la presencia temprana de pequeños grupos de inmigrantes búlgaros, la primera ola migratoria de cierta magnitud llegó a la Argentina al término de la Primera Guerra Mundial. Hacia 1920, su número alcanzaba aproximadamente los 20 mil individuos, en su mayoría provenientes de las regiones del norte: Veliko Tarnovo, Lovech, Pleven, Vratsa, Targovishte, Rusen y Biala.
La segunda oleada migratoria tuvo lugar entre 1937 y 1938. En esos años, arribaron principalmente de Vratsa, Pleven y Shumen, tres de las zonas a las cuales había llegado la propaganda de las compañías marítimas que reclutaban gente para lo que en septiembre de 1939 se transformaría en la Segunda Guerra Mundial.