Si bien la historia del actor Viggo Mortensen no tiene una relación directa con la del resto de los inmigrantes daneses que llegaron a la Argentina, hay raíces en común que permiten generar empatía y afianzar un vínculo conocido entre las comunidades. La del actor, nacido en Nueva York pero de origen danés, es una historia particular: su padre decidió radicarse en Argentina a fines de la década de 1960 para desarrollar su actividad comercial; y Mortensen vivió hasta los 11 años entre Chaco y Buenos Aires, con visitas veraniegas a la granja familiar de los Mortensen en Dinamarca.
Pero las relaciones entre Buenos Aires y Dinamarca datan de mucho antes. Ya en 1820 estaba relativamente consolidado el intercambio de productos textiles, cristalería, muebles, cordajes, maderas y bebidas alcohólicas; y hacia 1840 se establecieron relaciones diplomáticas entre el gobierno del rey Christian VIII de Dinamarca y la Confederación Argentina. Además, en el transcurso de esa misma década, llegaron los médicos daneses Carlos Furst y Juan Guillermo Saxild. El primero de ellos trabajó en la Universidad de Buenos Aires y en el Hospital Británico, y es recordado por ser el creador del primer sanatorio en Buenos Aires y haber batallado un gran brote de cólera. Falleció en 1867, víctima de esa enfermedad. Hoy, una sala y una placa recordatoria ubicadas en el Hospital Muñiz le rinden homenaje.