La historia de los inmigrantes eslovacos es la misma de muchos otros ciudadanos europeos que llegaron al país en los años de las Guerras Mundiales. Muchos de ellos eran campesinos y se radicaron en el interior. Otros eran intelectuales que habían sido perseguidos por el nazismo. Ellos decidieron vivir en Buenos Aires. Muchos de los que llegaron a la ciudad pudieron insertarse laboralmente con facilidad debido a su buena reputación y su recomendación “boca a boca”. Gracias a eso, muchos fueron contratados como porteros en edificios del barrio de Recoleta.
Los inmigrantes eslovacos comenzaron a arribar al país a partir de 1920, en cuatro oleadas sucesivas. La primera, anterior a la Primera Guerra Mundial, estaba compuesta por campesinos y trabajadores que deseaban mejorar sus condiciones de vida. La segunda, la más numerosa de todas, se registró en el período de entreguerras, y guardaba los mismos objetivos. La tercera oleada, posterior a la Segunda Guerra Mundial, estuvo conformada por exiliados políticos, intelectuales y artistas que huían del nazismo. La cuarta oleada se inició a mediados de los años ´90, y la integraron principalmente estudiantes que se sienten muy a gusto con el clima, el idioma y el estilo de vida porteño.