A pesar de las aparentes diferencias entre la colectividad eslovena y la tradición local, hay un punto de contacto interesante que suele darse también con otras comunidades. En 1970 el Doctor Tine Debeljak tradujo y publicó el Martín Fierro, un símbolo de la presencia de los eslovenos en la Argentina. De acuerdo con Jernej Zupančič, miembro de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, el número de eslovenos en la Argentina asciende a 30.000. Desde los primeros tiempos, se asentaron sobre todo en la provincia de Entre Ríos, en las localidades bonaerenses de Vicente López y San Martín y en la Ciudad de Buenos Aires.
Los primeros inmigrantes procedían de la región de Prekmurje y eran sobre todo magiares eslovenos que emigraban por motivos económicos. La segunda oleada fue más numerosa, y estuvo representada por eslovenos de la Marcha Juliana, quienes llegaron a Argentina en la década de 1930 escapando de la persecución del régimen fascista en Italia. Procedían principalmente del valle de Vipava y de la meseta de Kras. La tercera, posterior a 1945, la conformaron aquellos que escapaban de la persecución comunista. La mayoría de los descendientes de este último grupo conservaron la lengua eslovena; y su vida institucional se concentra en el barrio de Floresta.