Cuando Juan de Garay fundó la ciudad de Buenos Aires, allá por el año 1583, repartió 232 terrenos entre 232 personas. Los beneficiarios fueron 231 hombres y una mujer: Ana Díaz. El terreno, o el solar, que le tocó a la Sra. Díaz era el número 87 y medía 252 metros cuadrados. Si lo ubicáramos en la Buenos Aires de hoy, estaría nada menos que en la esquina sudoeste de Florida y Corrientes. Díaz instaló una pulpería, y en ese lugar hay una placa en su homenaje. Esa primera propietaria, la única mujer en recibir uno de los terrenos fundacionales de Buenos Aires, había nacido en Paraguay.
Así de profundas son las raíces de la inmigración paraguaya en la Argentina. Ya el primer censo nacional, en 1869, registró la presencia de paraguayos en el país: eran el 0,2 por ciento de la población total. Casi 100 años más tarde, en 1947, la comunidad paraguaya se había convertido en el grupo migratorio latinoamericano más importante en Argentina. Y desde 2001 es la nacionalidad de mayor presencia en el país, después de la italiana y la española.
La Guerra Civil paraguaya -entre marzo y agosto de 1947- fue un factor importante en este proceso: dio origen al flujo migratorio más grande de la historia y, a partir de ese año, el ingreso de paraguayos a la Argentina se mantuvo constante. A esto se sumó un proceso de migración interna: muchos paraguayos que habían llegado a Formosa, Chaco y Misiones lentamente comenzaron a trasladarse hacia Buenos Aires demandados por el proceso de industrialización por sustitución de importaciones y el auge del sector de la construcción. Así, entre 1947 y 1960, la ciudad duplicó la cantidad de paraguayos radicados.
Según el censo de 2001, el 70 por ciento de los 260 mil paraguayos radicados en el país vive en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. Pero esa cifra podría quedarse corta: extraoficialmente se estima que la cantidad total de paraguayos ronda los 500 mil. Eso convierte a Buenos Aires en la segunda ciudad con mayor cantidad de paraguayos en el mundo después de Asunción.
