Uno de los aportes más importantes de los inmigrantes ucranianos en Argentina es político. Fue esta comunidad la que introdujo el concepto y la idea de las cooperativas en el país. La primera ley que reglamentó las cooperativas en Argentina se dictó en 1926. Para esa época, en Ucrania occidental ya había un fuerte movimiento cooperativista y fueron los inmigrantes los que lo implementaron en el país.
Las oleadas migratorias ucranias también estuvieron signadas por la política y las guerras, y se sucedieron una tras otra desde el siglo XIX hasta la actualidad: de 1897 hasta 1914; de 1920 a 1939; de 1946 a 1960, y la última a partir de 1994. Pero en los registros no siempre quedó registrada la nacionalidad ucrania. Es una de las pocas que no figura en el Registro Nacional de Inmigración, porque Ucrania perdió su independencia en la segunda mitad del siglo XIX y la recuperó recién después de la caída del muro de Berlín, con el fin de la Unión Soviética. En ese período de tiempo, muchos inmigrantes llegaron con pasaportes austro-húngaros, rusos o polacos
Los primeros inmigrantes se trasladaron a Misiones y se dedicaron a la agricultura. En las oleadas posteriores fue cuando los inmigrantes ucranios se instalaron en Capital Federal y alrededores. Estos inmigrantes tenían otro perfil: ya no eran agricultores sino técnicos, profesionales y artistas que veían en la ciudad oportunidades más atractivas de inserción laboral. Y las supieron aprovechar.
Los primeros ucranios que se radicaron en Buenos Aires se desempeñaron como obreros de frigoríficos, ya sea de empresas estatales y extranjeras, al igual que la gran mayoría de los inmigrantes de entonces. En las oleadas posteriores llegaron grupos de profesionales, principalmente ingenieros, que en la segunda mitad de los años 30 y en años de la posguerra iniciaron emprendimientos industriales de renombre asociados a la metalúrgica, a la industria y a instrumentos eléctricos.
Precisamente, la mitad de los inmigrantes ucranios que llegaron a la Argentina se instalaron en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Son unos 150 mil que se radicaron, principalmente, en los barrios de Almagro y Palermo. Ahí están las principales instituciones de la comunidad y se desarrollan muchas de las actividades sociales y culturales de los descendientes de ucranios.
