El flujo de la presencia croata en la Argentina puede dividirse en tres etapas históricas. La primera tuvo lugar en el período comprendido entre 1870 y el inicio de la Primera Guerra Mundial. La segunda abarca el período de entreguerras, mientras que la tercera se extiende desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. Las tres presentan un mismo factor expulsor: la opresión ejercida sobre el grupo étnico croata por distintos poderes de turno, a saber, el imperio austro-húngaro, la monarquía serbia y el régimen comunista yugoslavo. No obstante, las dos primeras etapas tuvieron, además, como motivación, la búsqueda de una mejora en las condiciones económicas; en cambio, la tercera respondió mayoritariamente a motivos políticos.
Entre los más de 20.000 refugiados políticos que llegaron luego de la Segunda Guerra Mundial, un alto porcentaje tenía estudios avanzados. Hubo, por ejemplo, varios ingenieros de bosques, como Josip Balen, los hermanos Hranilovic, Jure Petrak, Ivica Asancaic, Luka Poduje, Casimir y Uhrin Ivica Frkovic –quien había sido ministro de Bosques y Minería en Croacia. Otros eran especialistas en genética agropecuaria, como Josip José Crnko, Ante Turica y Jure Devcic, todos ellos de importante actuación en el INTA y el INTI. Marcel Bakarcic se destacó en el Delta y Stjepan Horvat en el Instituto Geodésico Militar. En el campo de la ingeniería química sobresalen los nombres Tomislav Kopsic y Nikola Matijevic. En las letras, el de Dinko Cvitanovic. Lucas Kraglievich fue un destacado paleontólogo, discípulo de Florentino Ameghino y continuador de su obra.
