Este grupo de inmigrantes llegados en la segunda posguerra fue el principal impulsor de la creación del Club Cultural Argentino-Croata. Lo que los motivó fue la necesidad de poseer un punto de encuentro con sus connacionales, donde hablar en su idioma y seguir compartiendo su cultura.
En la Ciudad de Buenos Aires también existen otras instituciones, como el Centro Católico Croata San Nicolás Tavelic, situado sobre la Avenida Ricardo Balbín 4925, en el barrio de Saavedra. Los jóvenes tienen allí su propio espacio, en el Centro de Estudiantes Católicos Croatas. En el mismo barrio, sobre la calle Pico 4930, se encuentra el Centro Juvenil Croata-argentino, y en la calle Lorenzo Lugones 4936, el Hogar Croata S.A y el Centro de Jubilados Croatas. En el barrio de San Telmo, se encuentra la Asociación Croata Domobran, y, en el de Belgrano, el Colegio Cristo Rey- Hermanas Vicenticas de Zagreb (en Virrey del Pino 3451). La Unión de Asociaciones Croatas en la República Argentina nuclea a las organizaciones de la colectividad en el país, a la vez que ofrece anualmente una nutrida agenda de actividades, que van desde presentaciones de libros y cine debate hasta conciertos de música, baile y muestras artísticas. Asimismo, se encarga de promocionar las actividades que emprenden las diferentes instituciones. A nivel internacional, las actividades de la colectividad croata se inscriben en marco del Congreso Mundial Croata, que mantiene vinculados a todas las comunidades de la diáspora.
Hay en la ciudad construcciones de imponente belleza, legadas durante las primeras décadas del siglo XX, fruto de emprendimientos privados de muchos inmigrantes croatas. Los edificios Bencich y Mihanovich son quizás el ejemplo más visible, a la vez que constituyen un testimonio material del progreso alcanzado por estos inmigrantes.
