Los italianos constituyen el grupo nacional que aportó la mayor cantidad de inmigrantes llegados a la Argentina durante la época de la inmigración masiva (1870-1930). Su flujo había comenzado a crecer a partir de la segunda mitad del siglo XIX, tal como lo indican las estadísticas argentinas del período 1857-1873, cuando llegaron más de 175 mil que, en esos años, conformaron el 65% del total de inmigrantes provenientes de Europa. Más tarde, aproximadamente la mitad de los 4,2 millones de personas que se establecieron en la Argentina entre 1881 y 1914 fueron italianos.
Si bien muchos retornaron a Italia, se calcula la mitad de aquellos que llegaron al país decidió quedarse y echar raíces, por lo que su peso demográfico y su influencia cultural resultaron asombrosos. Por ejemplo, ya en 1887 el 38% de los varones y el 25% de las mujeres que habitaban la ciudad de Buenos Aires eran italianos. Veintisiete años más tarde, según consta en el censo nacional de 1914, el 32% de las propiedades edilicias de la ciudad pertenecían a dueños de nacionalidad italiana. Pasada la época de la inmigración masiva, el flujo de esta corriente migratoria menguó, aunque continuó su curso hasta la segunda posguerra.