Lejos de ser un conglomerado homogéneo, los italianos que llegaban a la Argentina presentaban una importante cuota de diversidad cultural, profesional e ideológica.
Las zonas de procedencia fueron notablemente variadas, y la tendencia general fue la preponderancia, hasta fines del siglo XIX, de flujos procedentes del norte del país, con una importante presencia de piamonteses, muchos de los cuales se instalaron en las colonias agrícolas de la pampa gringa. Con el cambio de siglo, aumentó el flujo de italianos sureños, en especial calabreses y sicilianos. Se trataba mayoritariamente de campesinos empujados por la baja de los precios agrícolas, la subdivisión de las parcelas y el aumento del costo de vida en la península. Los sureños crearon menos instituciones que sus compatriotas septentrionales y, en general, presentaron un bajo índice de afiliación.
Por otra parte, entre ambos grupos existían marcadas diferencias socioeconómicas perceptibles, por ejemplo, en los índices de analfabetismo. También pueden observarse diferencias al analizar la composición de las 65 empresas que se presentaron en las exposiciones industriales de italianos en el exterior realizadas en Torino y Milano en 1898 y 1906, respectivamente, donde más del 70% de los propietarios de industrias habían emigrado del norte del país (con un importante predominio de los metalúrgicos y los textiles).
